Caridad - Primer día de Noviembre

                 

Caridad.

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38

Oh Salvador mío y Dios mío, ¿era necesario que hicieras de ser amado un precepto? ¿No eres amable por tus perfecciones y no mereces todo nuestro amor por el amor infinito que nos tienes? Si alguno no os ama, no es digno de conoceros. Un alma que conoce a Dios debe amarlo, y amarlo cada vez más a medida que lo conoce mejor. — Santa Teresa

San Felipe Neri solía decir: “Señor, no te amo porque no te conozco”.

Un gran siervo de Dios, que ardía de amor por Él, sufrió una especie de martirio durante la época del carnaval al ver a tantos cristianos regocijarse cuando Dios estaba tan ofendido. Exclamó: “El amor no se ama, el amor no se ama. No es amado porque no es conocido”.

Una persona de gran piedad hizo conocer así a su director los sentimientos de su alma. “Un gran fuego se enciende en mi alma cuando Nuestro Salvador me hace saber en la oración cuánto merece ser amado por el gran amor que nos tiene. Él nos ama primero con el mismo amor que se tiene a Sí mismo, por las grandes cosas que ha hecho y sigue haciendo por nosotros; en segundo lugar, por el gran deseo que tiene de nuestro amor, tan grande que se llama la locura del amor . ¡Pobre de mí! Sólo pide ser conocido para ser amado, y no encuentra acceso a nuestros corazones porque no están bien dispuestos; en tercer lugar, por la paciencia con que soporta la ingratitud de tantas criaturas que no corresponderán al gran amor que les tiene. Él los sigue continuamente para ser amados, y ellos huyen para no ser amados. Cuando reflexiono sobre esto me invade el asombro. ¡Un Dios que dio a estas criaturas un corazón para amar, puede permitir que no le amen, puede amar hasta tal exceso a criaturas tan viles! A veces me colmo de sentimientos de amor; Quisiera que el corazón de un serafín ame a mi Dios. A veces me siento afligido al pensar en los muchos que no aman a Dios, y en el tiempo en que yo no lo amé. Mi dolor aumenta cuando considero que no amar a Dios es despreciar Su poder, Su sabiduría, Su caridad, Su bondad, todas Sus perfecciones, todos los misterios de Jesucristo; Ruego entonces a la infinita bondad de Dios que se dé a conocer para ser amado. Me ofrezco a Él con todo mi corazón para encender en todos los corazones el fuego de su amor. Estos son los sentimientos que me animan en la oración y me esfuerzo por mantenerlos durante el día”..

Oración

Oh Dios mío, ¿cómo podemos encontrar placer en hacer lo que Te ofende? Dame el corazón de un ángel para que pueda amarte y hacer que seas amado. Haz uso de mí para encender el fuego de tu amor en todos los corazones.