Confianza - Día Vigesimo Octavo de Octubre

             

Confianza
"Ten confianza" San Marcos 6, 50

El Señor envía tentaciones para vuestro bien. Es una señal de que Él se preocupa especialmente por ti y debería ser un motivo para confiar en Él. — San Juan Crisóstomo

Una persona piadosa que era afligida casi incesantemente por grandes tentaciones, dijo a un sacerdote iluminado y experimentado: “¿Por qué Dios me permite casi nunca estar libre de tentaciones?” El ministro de Dios animó su confianza hablándole de los designios misericordiosos de Dios respecto de sus siervos. Lo explicó de esta manera: “Según San Jerónimo las tentaciones sirven para probarnos. En tiempos de paz no podemos estar seguros de que nuestra fidelidad a Dios sea efecto de la verdadera virtud; pero el que luchando contra la tentación persevera, demuestra claramente que es fiel a Dios porque lo ama”.

“Las tentaciones nos son útiles”, dice San Bernardo, “para enseñarnos humildad”. ¡La humildad es tan necesaria y atrae tantas gracias! Él, que como San Pablo, está dispuesto a caer a cada paso, conociendo su propia debilidad, se humilla y reconoce la gran necesidad que tiene de la ayuda de Dios, y no dejará de recurrir a Él.

“Las tentaciones son útiles para purificarnos de nuestras imperfecciones y de nuestras faltas”, decía el piadoso Gerson. “Cuando el mar se agita por las tempestades rechaza de su seno todas las impurezas que ha recibido”. Lo mismo ocurre con el que es tentado; queda limpio de los pecados con los que fue contaminado, le es remitido el castigo que merecía por ellos, pues tiene entonces su purgatorio.

“Las tentaciones son necesarias para fortalecernos”, afirmó el Abbé Nil. Cuanto más sacude un árbol el viento, más firmemente está arraigado en el suelo. El apóstol San Pablo suplicó al Señor que lo librara del ángel de Satanás que lo hacía sufrir de una manera tan peligrosa como humillante. El Señor respondió que la virtud se perfecciona en la enfermedad.

“Las tentaciones a las que resistimos aumentan nuestro mérito y nos hacen más dignos de una corona más brillante”, dijo San Gregorio. En una palabra, producen en nosotros muchos actos de virtud que son agradables a Dios. Santa Dorotea le hizo saber a su director que estaba asediada por grandes tentaciones. Él se compadeció y dijo que le pediría a Nuestro Señor que los sacara de aquí. “No, les ruego que me pidan más bien la gracia de salir victoriosa de este terrible combate”, dijo. “Estas tentaciones me hacen sufrir, pero sé que son para mi bien; me obligan a recurrir a Dios mediante la oración y me hacen practicar la mortificación”. Una persona santa, liberada de una tentación que lo había asaltado durante mucho tiempo, se quejó amorosamente ante Dios: “Señor mío, ¿ya no soy digno de sufrir y de ser afligido por amor a Ti?” San Efrén, según San Juan Clímaco, quedando en paz después de haber pasado por muchas tentaciones, rogó a Dios que le permitiera tener aún más combates con el enemigo de nuestra salvación, para tener aún mayor recompensa en el cielo, dando mayor recompensa pruebas de su amor..

Oración

Dios mío, creo que es para mi bien que me envíes tentaciones. Concédeme entrar en tus designios, y que estas tentaciones sirvan para humillarme, purificarme, fortalecerme y aumentar mis méritos..