Conformidad con la Voluntad de Dios.
“No como yo quiero, Señor, sino como tú”. — Mat. 26, 39
«¿Cuándo será el día en que gustemos la dulzura de la divina voluntad en todo lo que nos acontezca, no considerando sino el buen agrado de Dios? Es cierto que por su voluntad nos vienen así las adversidades como las prosperidades; nos hace participantes de estas como de aquellas para nuestro bien» — Santa Juana Francisca
Estando enfermo de peligro uno de los primeros compañeros de san Vicente de Paul, escribió en estos términos el santo a uno de sus amigos sobre la pérdida que la compañía iba a tener: «Parece que nuestro Señor quiere disminuir en parte nuestra pequeña compañía; toda es de Él, cómo me atrevo a esperarlo, y así es justo que disponga de ella según su voluntad. Por lo que a mí me toca, el mayor deseo que tengo es no desear otra cosa que el cumplimiento de la voluntad divina.»
En las diferentes enfermedades que tuvo este mismo santo y especialmente en el último año de su vida, en el cual el gran número de sus enfermedades le hacía sentir que llegaba a su fin, se le vio siempre perfectamente indiferente entre el alivio de los dolores y la muerte. Se podría decir que esto era para él una misma cosa, y deseaba además de esto que en todo se cumpliese en él el buen agrado de Dios.
San Juan Crisóstomo no cesaba de repetir estas palabras que se pueden mirar como su divisa: «Gloria Ubi domine propter omnia. Glorificado seas señor por todo.».
En las diferentes enfermedades que tuvo este mismo santo y especialmente en el último año de su vida, en el cual el gran número de sus enfermedades le hacía sentir que llegaba a su fin, se le vio siempre perfectamente indiferente entre el alivio de los dolores y la muerte. Se podría decir que esto era para él una misma cosa, y deseaba además de esto que en todo se cumpliese en él el buen agrado de Dios.
San Juan Crisóstomo no cesaba de repetir estas palabras que se pueden mirar como su divisa: «Gloria Ubi domine propter omnia. Glorificado seas señor por todo.».
Oración
En el útlimo día de mi vida en la tierra quisiera estar unido junto a ti Señor Jesús, pero para eso tengo que trabajar desde ahora. Tanto en la hora de mi muerte, como en medio de las enfermedades también quisiera decir como San Juan Crisóstomo"Glorificado seas señor por todo" y como tu Madre tierna y amorosa decía ofreciendote su voluntad durante toda su vida: "Fiat". María, enseñame a decir Fiat siempre, en los sufrimientos que tengo que soportar en las pruebas de esta vida, para así entrar en el Cielo y amar a tu hijo siempre. Amén