Caridad.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
Cuanto menos deseos tenemos, más caridad poseemos. Quien ya no siente en sí deseo de nada posee la más perfecta caridad. — San Agustín
San Francisco de Sales decía a veces a aquellas pocas personas con quienes hablaba alguna vez de sus disposiciones interiores: “Deseo muy pocas cosas, y deseo muy poco para esas pocas. Apenas tengo deseos de nada, y si pudiera nacer de nuevo, no desearía tener nada en absoluto”.
Santa Teresa estaba tan segura de que el amor perfecto excluía todos los deseos terrenales, que exclamó: “Yo Dios, Amor mío, Tú me amas más de lo que yo puedo amarme a mí mismo, más de lo que puedo comprender; ¿Por qué debería desear más de lo que Tú me darías?”
Un director de almas dio este consejo a quien le pedía dirección: “Ten esto presente, nunca dejes que estas palabras, quiero, no quiero, quisiera , escapen de tus labios, ni dejes que los sentimientos que estas palabras expresan encuentren un lugar en tu corazón”..
Santa Teresa estaba tan segura de que el amor perfecto excluía todos los deseos terrenales, que exclamó: “Yo Dios, Amor mío, Tú me amas más de lo que yo puedo amarme a mí mismo, más de lo que puedo comprender; ¿Por qué debería desear más de lo que Tú me darías?”
Un director de almas dio este consejo a quien le pedía dirección: “Ten esto presente, nunca dejes que estas palabras, quiero, no quiero, quisiera , escapen de tus labios, ni dejes que los sentimientos que estas palabras expresan encuentren un lugar en tu corazón”..
Oración
Dios mío, no deseo riquezas, ni honores, ni placeres en este mundo. No deseo la estima de las criaturas, ni la vida, ni la salud. No deseo nada de la tierra. Sólo deseo el cumplimiento de Tu voluntad.