Caridad.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
Dios da a algunas personas una cierta unión de corazón con el prójimo y un tierno amor por él. Es uno de los dones más grandes y excelentes que la Bondad Divina puede dar al hombre. — San Francisco de Sales
Este santo había recibido este precioso regalo. Hablando a uno de sus amigos íntimos, dijo: “Creo que no hay en el mundo un alma que ame más cordialmente, más tiernamente, más cariñosamente que yo. A Dios le ha agradado moldear mi corazón de esta manera”.
El santo sacerdote Bernardo poseía un tierno amor por su prójimo, que lo animaba con un gran celo por su salvación. Cada vez que decía acercándose a él alguien que deseaba hablar con él, rogaba interiormente a Nuestro Señor que le indicara lo que debía decir para la santificación de esa persona. Luego habló con tal efusión de corazón, con tal desbordamiento de amor, que sería muy duro de corazón quien pudiera resistir sus conmovedoras palabras.
Un cristiano virtuoso, que deseaba hacer frecuentes actos de amor hacia su prójimo, nunca saludaba a ninguna persona sin saludar al mismo tiempo a su ángel de la guarda, rogando a este espíritu celestial que lo guardara, protegiera y guiara..
El santo sacerdote Bernardo poseía un tierno amor por su prójimo, que lo animaba con un gran celo por su salvación. Cada vez que decía acercándose a él alguien que deseaba hablar con él, rogaba interiormente a Nuestro Señor que le indicara lo que debía decir para la santificación de esa persona. Luego habló con tal efusión de corazón, con tal desbordamiento de amor, que sería muy duro de corazón quien pudiera resistir sus conmovedoras palabras.
Un cristiano virtuoso, que deseaba hacer frecuentes actos de amor hacia su prójimo, nunca saludaba a ninguna persona sin saludar al mismo tiempo a su ángel de la guarda, rogando a este espíritu celestial que lo guardara, protegiera y guiara..
Oración
Dios mío, dame un gran amor por mi prójimo; déjame desear siempre su salvación, y rogar a su ángel que lo proteja..