Día Vigésimo Tercer de Noviembre

                                   

Caridad.

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38

Debemos estar llenos de compasión por los pecadores. El que no tiene compasión de ellos ni tiene caridad hacia ellos, no merece que Dios tenga misericordia de él. — San Vicente de Paúl

Este santo nunca se sorprendió de las faltas en las que caía la gente. “Pertenece al hombre pecar”, dijo, “porque fue concebido y nacido en pecado”. Este conocimiento de la gran miseria del hombre lo hizo compasivo con los pecadores y lleno de dulzura al tratar de convertirlos.

San Francisco de Sales tenía tanta ternura por los pecadores que a veces decía: “Amo a los hombres malvados, sólo Dios los ama más que yo”. Buscó toda ocasión para convertirlos, y fue para él motivo de alegría cuando se pusieron de pie para confesar sus iniquidades. Lloró sobre ellos, conmovido por el deplorable estado de sus almas. Rara vez pudieron resistir sus exhortaciones, acompañadas como estaban de esa unción de gracia que sus fervientes oraciones atraían sobre ellos.

Un gran pecador, que confesaba sus pecados como si fuera una historia que contaba, se sorprendió al ver llorar al santo. “¿Por qué lloras, padre?” preguntó. “Lloro porque tú no”, respondió el santo. Aquellas palabras, acompañadas de tanto amor paternal, tocaron el corazón del pecador y sentimientos de contrición penetraron en su alma..

Oración

Dios mío, dame un gran amor por los pecadores. Es para llamar a los pecadores que vino Nuestro Salvador. ¿No puedo amar a aquellos a quienes Él amó? Dame amor por ellos, para que esté lleno de celo por su conversión.