29º Aniversario de la muerte de Monseñor Marcel Lefebvre


« Ecce sacerdos magnus qui in diebus suis placuit Deo. »

Tal día como hoy, pero de 1991, hace hoy 29 años, a las tres de la madrugada, en el hospital de Martigny, en Suiza, Monseñor Marcel Lefebvre, quien fuera Arzobispo de Dakar, Delegado Apostólico para la África Francófona, Obispo de Tulle, Asistente al Trono Pontificio y Superior General de la Congregación de los Padres del Espíritu Santo, entregaba su alma a Dios. Requiescat in Pace. Apenas una semana más tarde, el 2 de abril de 1991, sería inhumado en el Seminario Internacional San Pío X, en Ecône.

Ante la situación sin precedentes en la historia de la Iglesia en la que la barca de Pedro parecía sucumbir a los feroces embistes de los enemigos de Dios, la Divina Providencia quiso inspirar a este obispo católico para ser un faro en medio de la tormenta. Tan sólo recordar aquella frase que él quiso se pusiera en su lápida: “Tradidi quod et accepi” (He transmitido lo que he recibido - 1 Cor. XV, 3). Su negativa a colaborar en la autodestrucción de la Iglesia y su fidelidad a la doctrina milenaria de la Iglesia y a la Misa de siempre fue lo que le valió ser perseguido y condenado por las autoridades apóstatas de la Roma conciliar.

«Históricamente, habrá que explicar un día, como fue posible que muriera bajo excomunión el más noble, el más valiente, el más fiel, el más católico de los prelados de la Iglesia latina. Pero un día se explicará también que Monseñor Lefebvre fue excomulgado por la iglesia de Asís, que no era más, la Esposa Inmaculada del Verbo Divino. » (René Berthod)

Sin duda, esto fue motivo de gran sufrimiento para él, aunque la certeza de obrar en pos de Nuestro Señor y de la salvación de las almas fuera con toda certeza el mayor de sus consuelos. Recordemos las consoladoras palabras del Evangelio:


«Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa; alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los Cielos.» (San Mateo 5, 10-12)

Así pues, en este 29° aniversario de su muerte, con tal de hacer justicia a su memoria, compartimos de nuevo este conmovedor y esperanzador reportaje sobre la vida del eminente y preclaro fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. ¡Demos gracias a Monseñor Lefebvre, de bienaventurada memoria, por su obra y su legado en defensa de la verdadera Fe Católica! Que él interceda por nosotros desde el Cielo e inspire muchas y santas vocaciones para la Iglesia por medio de su Fraternidad.