“En su calidad de Superior General de la Congregación del Espíritu Santo, Mons. Lefebvre emitió el deseo de visitar al ilustre capuchino, en su retiro de Apulia, Italia.
La hora era grave: en nombre del aggiornamento conciliar, las congregaciones debían operar su muda y modificar sus constituciones. Al acercarse el Capítulo general de su orden, el prelado deseaba obtener el apoyo espiritual del humilde hijo de San Francisco.
La entrevista entre el prelado, acompañado del Padre Barbara y otro sacerdote, y el Padre Pío, apoyado por dos capuchinos, fue llevada a su simple brevedad.
El sacerdote estigmatizado prometió rezar por el capítulo espiritano. Cuando el arzobispo, movido por su veneración, le pidió su bendición, Padre Pío respondió: 'no, monseñor, os toca bendecir!' Así es como Mons. Lefebvre suplicó la bendición celestial dee Padre Pío”.
Sobre esta visita se ha especulado mucho, inclusive se viralizó un supuesto llamado de atención del Santo contra el Arzobispo. La realidad es que, ese encuentro solo duró 2 minutos y se dio en un pasillo mientras el padre Pío se dirigía al confesionario:
“Yo iba acompañado por el Padre Barbara y por el Hermano Felin, de la Congregación del Espíritu Santo. Conocí al Padre Pío en un pasillo, mientras se dirigía al confesionario ayudado por dos capuchinos. Le comenté en unas cuantas palabras la finalidad de mi visita: solicitar su bendición para la Congregación del Espíritu Santo, la cual celebraría en breve un Capítulo general extraordinario, como sucede con todas las sociedades religiosas que se encuentran bajo el epígrafe de aggiornamento (actualización). Yo temía que esta reunión ocasionaría problemas… Luego que le hice saber mis intenciones, el Padre Pío gritó:
¿Yo, bendecir a un arzobispo? ¡No, no, es usted quien debería bendecirme a mí!' Entonces se inclinó para recibir la bendición.
Lo bendije, besó mi anillo y continuó su camino hacia el confesionario… Eso fue todo lo que sucedió, ni más ni menos”.
Carta del Arzobispo Lefebrve a un miembro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en Francia, 8 de Agosto de 1990.
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