Facilidad de la devoción
La comunión espiritual es la devoción más fácil, breve y útil, a la par que la ocupación más dulce y placentera. Puede hacerse en todo lugar, en todo tiempo, y sin haberla de pedir, sin perder tiempo, y sin que sufran atraso nuestras tareas u ocupaciones, ni puedan impedirla las enfermedades: basta quererla.
De aquí es que la beata Agueda de la Cruz comulgaba cien veces entre día y otras tantas durante la noche: y la vida de la beata Juana de la Cruz puede decirse que era una no interrumpida comunión espiritual: tan fácil es.
Utilidad de la comunión espiritual
En cuanto a su utilidad, bastara decir que apareciéndose Jesucristo a la citada Juana, la dijo: Que la gracia que se la comunicaba con la comunión espiritual era tanta, cuánta recibirá al comulgar sacramentalmente. Aunque sea menor la que a tí se comunica por ser menos fervoroso, siempre será mucha, si procuras hacerlo con toda la devoción y fervor que puedas. Consiste, pues, esta comunión espiritual en un inflamado deseo de recibir a Jesús sacramentalmente, y participar de las gracias y favores que él prodiga a los que logran la feliz suerte de acercarse al sagrado altar; pero este deseo exige que no se tenga pecado mortal en la conciencia, o que uno se excite primeramente a contrición de sus pecados.
Modo práctico de Comulgar espiritualmente:
¡Oh Jesús y Señor mío! Creo firmísimamente que Vos estáis realmente en el augusto Sacramento del altar. ¡Ay, Dios mío! ¡qué feliz sería mi suerte si pudiera recibiros en mi corazón! Espero, Señor, que Vos vendréis a él, y le llenaréis de vuestra gracia. Os amo, mi dulcísimo Jesús. ... ¡Ojala que nunca os hubiera ofendido ni agraviado, dulcísimo Jesús de mi corazón! Yo deseo recibíros en mi pobre morada.
Aquí calla, adora y entrégate a Jesús sin reserva. Crede, et manducasti dice san Agustín. Si con fe viva deseas comulgar, ya comulgaste espiritualmente.