Confianza
"Ten confianza" San Marcos 6, 50
Las almas débiles, llenas de amor propio y de deseo de ser estimadas, al primer signo de la más mínima calumnia se encienden, arden de indignación y no pueden recobrar la paz sin que se les escapen muchas palabras. No ocurre así con las almas generosas, que sólo buscan agradar a Dios. Saben bien que Dios ve su inocencia y que no dejará de defenderlos de la manera más beneficiosa para ellos.- San Agustín
San Francisco de Sales escribió al obispo de Belley lo siguiente: “He sabido que en París han desgarrado mi reputación de la manera más hermosa, pero espero que Dios la repare para que sea mejor que nunca, si que sean necesarios para Su servicio. No deseo otra reputación que la necesaria para ello. Con tal que se sirva a Dios, ¿qué me importa si se hace con buena o mala reputación?” Que disponga de mí como quiera, ya que le pertenezco. Si mi abyección sirve para Su gloria, ¿no debería yo gloriarme de ser humilde y despreciado?
En otra ocasión se inventó una gran calumnia contra este santo en cuestión de castidad. No intentó justificarse, por muy querida que fuera esa virtud de la que se le acusaba. Sus amigos, asombrados de que no se defendiera, intentaron convencerle de que estaba obligado a hacerlo. "Una buena reputación", dijeron, "es necesaria para que nuestro ministerio no sea infructuoso". Él sólo respondió: “Dios sabe qué buen nombre necesito para mi ministerio; No deseo más”.
Oración
Dios mío, buscaré en todas las cosas agradarte. Te pertenezco, dispone de mí como Tú quieras. ¿Quieres que me persigan y desprecien? Si es por tu gloria me resigno, lo quiero, lo deseo.