Día Décimo Cuarto de Diciembre

                                                      

Conformidad con la Voluntad de Dios.

“No como yo quiero, Señor, sino como tú”. — Mat. 26, 39

«Hay muchos que dicen a Dios: yo me entrego todo a vos sin reserva alguna; pero son pocos los que abrazan la práctica de esta resignación. Esta consiste en una cierta indiferencia de recibir de la mano de Dios todo género de accidentes según el orden de la Divina Providencia». — San Francisco de Sales

San Vicente de Paul mostraba, por la dulzura de sus palabras y la serenidad de su rostro, que miraba los diversos sucesos como si hubiesen sido todos los mismos, y así es que no perdía de vista su gran máxima: «Nada acontece en el mundo, sino por orden de la Divina Providencia». Se ponía en sus brazos y se entregaba enteramente a ella. Un digno prelado lleno de admiración, al ver que nada era capaz de turbarle, decía: «Monseñor Vicente es siempre Monseñor Vicente».

Sabiendo el santo que se quería formar proceso para apoderarse de los bienes de muchas de sus casas, tenía la costumbre de contestar a los que le hablaban de los medios que se tomaban para salir bien: «Nada acontecerá, sino lo que agrade al Señor; Él es el dueño de todos nuestros bienes, que disponga de ellos como a Él le agrade»..

Oración

Señor permíteme alcanzar la verdadera resignación. Nada acontece en el mundo, sino por orden de la Divina Providencia. Virgen María, tú que eres la dispensadora de todas las gracias divinas por ser Madre de Dios, infunde en mi alma la resignación y la conformidad de la Voluntad de Dios. Amén