Día Décimo Noveno de Diciembre

                                                            

Conformidad con la Voluntad de Dios.

“No como yo quiero, Señor, sino como tú”. — Mat. 26, 39

«¿Cuándo nos pondremos enteramente en manos de la voluntad de Dios, sometiendo sin reserva alguna nuestra voluntad y todos nuestros afectos a su dominio? Entonces nuestras almas estarán de tal modo unidas a Dios que podremos decir, como aquellos cristianos que fueron muy perfectos: “Yo no vivo en mí, sino que es Jesucristo el que en mí vive”» — San Francisco de Sales

Este santo, muchos años antes de su muerte, no quería, no amaba, no buscaba más que a Dios en todas las cosas. «No, no», decía, «nada hay en el mundo que pueda satisfacerme, Dios solo puede contentarme». Otras veces se le oía exclamar, todo absorto en Dios: «Señor, ¿qué hay en el Cielo y qué quiero en la tierra, sino a Vos? Vos sois mi porción, mi patrimonio por toda la eternidad». Su gran máxima era: «Todo lo que no sea Dios, nada es para mí».

Oración

Señor que yo no viva en mí sino tu hijo Jesucristo que dió la vida por mi. Amén