Día Décimo Octavo de Diciembre

                                                          

Conformidad con la Voluntad de Dios.

“No como yo quiero, Señor, sino como tú”. — Mat. 26, 39

«¡Oh, cuán bueno es ver a una persona despojada de todo apego, pronta a practicar la caridad y todo género de virtudes, dulce con todos, indiferente en todo ejercicio, de una igualdad perfecta, ya sea en las consolaciones como en las tribulaciones, siempre muy contenta con tal que se cumpla la voluntad de Dios!» — San Francisco de Sales

Este Santo se dibujó a sí mismo sin querer, en la descripción sobredicha, acerca de la conformidad con la voluntad de Dios. No estaba adherido a las cosas creadas, ni aun por medio de un hilo, y lo hubiera cortado en el mismo instante, como él mismo dijo, si hubiera conocido en sí la menor adhesión desordenada. 

Persuadido de que el tiempo no se le había dado, sino para hacer actos de virtud, aprovechaba todas las ocasiones de practicarlas todas, y sobre todo la caridad, que era su virtud favorita. Aunque fue naturalmente muy vivo, nunca se le oyó pronunciar ninguna palabra áspera, y todas sus conversaciones estaban impregnadas de la dulzura más grande, velando mucho sobre sí mismo para no fallar en nada en esta virtud que es tan rara en aquellos que están sobrecargados de ocupaciones. 

Decía que le importaba muy poco hacer esto o aquello con tal de hacer lo que Dios quería. ¿Cuándo esta alma fuerte se dejó abatir por las tentaciones, persecuciones y aflicciones? Su igualdad de genio, su dulzura inalterable, su inmensa caridad para con el prójimo, su unión continua con Dios, a quien estaba siempre muy sumido, a quien amaba tiernamente, y a quien deseaba que los demás le amasen, le hicieron amado de Dios y de los hombres..

Oración

Dios mío reconozco que soy siervo tuyo. Que sea lo que tú quieras.