Caridad.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38
¿Sabrías el alcance de tu amor por Dios? Examina tu deseo de sufrimientos y humillaciones. Un alma crece en el amor divino en la medida en que desea sufrir y ser humillada. Éstas son las marcas ciertas de este fuego celestial; todo lo demás no es más que humo. — San Vicente de Paúl
San Juan de la Cruz pidió a Nuestro Salvador como recompensa por los dolores y persecuciones que había soportado, que sufriera aún más, se humillara cada vez más, padeciera y fuera despreciado por Ti , dijo.
Santa Matilda, al oír estas palabras del Evangelio: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstas? Era como alguien embelesado de alegría. En su éxtasis le pareció oír a Jesucristo decir: “Matilde, ¿me amas más que a todo el mundo?” Ella respondió: “Tú sabes, Señor, que te amo”. Nuestro Salvador continuó: “¿Me amas lo suficiente como para sufrir dolores, tormentos y humillaciones?” Ella respondió: “Tú sabes que no hay cruz que pueda separarme de Ti”. “Pero”, dijo aún más Nuestro Señor, “si tus tormentos fueran espantosos, ¿los sufrirías con alegría por amor a Mí?” “Sí, Dios mío, estoy listo. Me sentiré feliz de tener algo que sufrir por Ti, que has sufrido por mí. Todo me parecerá ligero cuando piense que Tú por amor a mí te has hecho Varón de dolores”.
San Benito José Labre mostró claramente con su conducta que ardía en el deseo de sufrir y ser humillado; su gran amor por Jesucristo le dio este ardiente deseo. Una de sus jaculatorias fue: “¡Oh Jesús, amor mío, te entrego mi corazón! Oh Salvador, infinitamente amable, coloca en mi corazón tu Pasión”..
Santa Matilda, al oír estas palabras del Evangelio: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstas? Era como alguien embelesado de alegría. En su éxtasis le pareció oír a Jesucristo decir: “Matilde, ¿me amas más que a todo el mundo?” Ella respondió: “Tú sabes, Señor, que te amo”. Nuestro Salvador continuó: “¿Me amas lo suficiente como para sufrir dolores, tormentos y humillaciones?” Ella respondió: “Tú sabes que no hay cruz que pueda separarme de Ti”. “Pero”, dijo aún más Nuestro Señor, “si tus tormentos fueran espantosos, ¿los sufrirías con alegría por amor a Mí?” “Sí, Dios mío, estoy listo. Me sentiré feliz de tener algo que sufrir por Ti, que has sufrido por mí. Todo me parecerá ligero cuando piense que Tú por amor a mí te has hecho Varón de dolores”.
San Benito José Labre mostró claramente con su conducta que ardía en el deseo de sufrir y ser humillado; su gran amor por Jesucristo le dio este ardiente deseo. Una de sus jaculatorias fue: “¡Oh Jesús, amor mío, te entrego mi corazón! Oh Salvador, infinitamente amable, coloca en mi corazón tu Pasión”..
Oración
Dios mío, dame amor y deseo de sufrimiento, de humillación; No permitas que ninguna cruz me separe de Ti. Implanta en mi corazón la Pasión de Jesucristo, para que considere una felicidad sufrir por Él..