Día Undécimo de Noviembre

                         

Caridad.

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Este es el mayor y el primer mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. — San Mateo. 22:38

Un excelente medio para ejercitarnos en el amor de Jesucristo es acostumbrarnos a tenerlo siempre presente en nuestra mente. He aquí tres maneras de hacerlo: primero, cuando estés a punto de realizar cualquier acción, representate la manera en que vivió Nuestro Señor Jesucristo cuando estuvo visiblemente en la tierra; esfuérzate por tener las mismas intenciones que Él tuvo, y por entrar en Sus disposiciones, con deseo de imitarlo; segundo, pensad que Él os ve desde lo alto y que derrama sobre vosotros la abundancia de sus gracias; tercero, con todas las personas con quienes os encontréis, dejad que vuestra fe vea en ellas a Jesucristo mismo. Al hacerlo realizamos cada acción con mucha más facilidad y perfección, evitamos fallos como la inquietud y la impaciencia; más aún, al hacer un servicio al prójimo tendremos tanto mérito como si hiciéramos el mismo servicio a Nuestro Señor. — San Vicente de Paúl

El santo practicó el consejo que dio. No emprendió nada, no hizo nada sin pensar primero en Jesucristo, esforzándose en imitar la manera en que hablaba y actuaba; en consecuencia, edificó a todos los que lo vieron. Durante el tiempo que vivió con el señor de Gondi, honró a Nuestro Salvador en su persona, a la Santísima Virgen en su esposa, a los apóstoles en los sacerdotes que allí encontró, y a los discípulos en todas las demás personas. Esta práctica, dijo, le resultó muy beneficiosa.

Una persona que deseaba pensar incesantemente en Jesucristo se acostumbraba a ver a Jesucristo en aquellos que tenían autoridad sobre él. Jesucristo sacerdote en el sacerdote, Jesucristo pobre en los pobres, Jesucristo sufrimiento en los afligidos, Jesucristo niño en los niños. En fin, todo le recordaba a Jesucristo. Al contemplar el sol decía: “Jesucristo es el sol de las justicias”; al ver una antorcha encendida, “Jesucristo es la luz del mundo”; un cordero, “Jesucristo es el cordero de Dios, que borra el pecado”; al ver el pan, “Jesucristo es el pan vivo que descendió del cielo”; un libro, “Jesucristo es el libro de los justos”..

Oración

Oh mi Salvador, permanece siempre en mis pensamientos mediante el recuerdo de tus perfecciones, de tus misterios y de tu amor. Estad siempre en mi corazón con santos afectos y con el deseo de agradaros. Déjame hablar Tu idioma, vivir Tu vida..