Aparición y Profecías de la Santísima Virgen María a Sor Mariana Francisca de Jesús, 1634


Novena aparición de la Santísima Virgen María, en Marzo de 1.634, a Sor Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa, Abadesa del convento de Nuestra Señora del Buen Suceso (Concepcionistas Franciscanas).

La Madre Mariana rezaba a las tres de la mañana en el Coro Alto, frente al Sagrario (…) diciendo:

Postrada en el polvo, os adoro como a mi Padre y Esposo, y este amor sale victorioso en la confianza de que seré purificada con vuestra Preciosísima Sangre, por las manos de la Emperatriz del cielo, María Santísima, mi Madre, a quien pido el Buen suceso en el trance de mi muerte, en la sentencia definitiva de la que depende mi feliz eternidad…

Pronunciadas estas palabras, vi apagarse la lamparita que ardía junto a Jesús Sacramentado, quedando el altar totalmente a oscuras. La Madre Mariana quiso levantarse para encender una vela, pero no pudo moverse. Entonces una luz sobrenatural iluminó todo el Coro y apareció la Santísima Virgen María, que encendió la lamparita, se colocó frente a ella y le habló:


“Hijita querida de mi Corazón, soy María de El Buen Suceso, tu Madre y Protectora (…) La lámpara que arde delante del altar y que
viste apagarse tiene varios significados."

“El primer significado es que al fin del siglo XIX y hacia buena parte del XX, varias herejías se propagarán por estas tierras (…)”

“El tercer motivo por el que se apagó la lamparita es porque en estos tiempos estará la atmósfera saturada del espíritu de impureza, que a manera de un mar inmundo correrá por las calles, plazas y sitios públicos con una libertad asombrosa, de manera que casi no habrá en el mundo almas vírgenes (…)”

“El cuarto motivo de apagarse la lamparita es que habiéndose apoderado la secta de todas las clases sociales, tendrá tanta sutileza para introducirse en los hogares domésticos que, perdiendo a la niñez, se gloriará el demonio de alimentarse con el exquisito manjar de los corazones de los niños.

“En estos aciagos tiempos apenas se encontrará inocencia infantil; de esta manera se irán perdiendo las vocaciones al sacerdocio…”

“En ese entonces habrá santos ministros del altar, almas ocultas y bellas, en quienes mi Hijo Santísimo y yo no recreamos con las exquisitas flores y frutos de santidad heroica, a quienes la impiedad habrá cruda guerra, llenándoles de vituperios, calumnias y vejaciones para impedirles el cumplimiento de su ministerio.”

“Ellos, como firmísimas columnas, permanecerán inamovibles, haciéndose frente a todo, con ese espíritu de humildad y sacrificio del que serán revestidos en virtud de los infinitos méritos de mi Hijo Santísimo, que los ama como a las fibras más delicadas de su Santísimo y tiernísimo Corazón.”

“Entonces padecerá esta Iglesia la noche oscura de la falta de un prelado y padre que vale con amor paterno, con suavidad, fortaleza, tino y prudencia. Ora con insistencia, clama sin cansarte, llora con lágrimas amargas en lo secreto de tu corazón, pidiendo a nuestro Padre Celestial que por amor al Corazón Eucarístico de mi Santísimo Hijo, por la Preciosísima Sangre vertida con tanta generosidad y por las profundas amarguras y dolores de su acerba Pasión y Muerte, Él se compadezca de sus ministros y ponga término cuanto antes a tiempos tan nefastos, enviando a esta Iglesia el prelado que deberá restaurar el espíritu de sus sacerdotes.”

“A este hijo mío muy querido le amamos mi Hijo Santísimo y yo con amor de predilección, pues lo dotaremos de una capacidad rara, de humildad de corazón, de docilidad a las divinas inspiraciones, de fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y de un corazón tierno y compasivo, para que, cual otro Cristo, atienda al grande y al pequeño, sin despreciar a los más desafortunados, a quienes les dará luz y consuelo en sus dudas y amarguras.”

“Y para que con suavidad divina guíe a las almas consagradas al servicio de Dios en los claustros, en su mano pondré la balanza del Santuario, para que todo se haga con peso y medida, y Dios sea glorificado”

“Para tener pronto a este prelado y padre, harán contrapeso la tibieza de todas las almas consagradas a Dios en estado sacerdotal y religioso (…)”

Iesus Christus. (2013) Revista del Distrito América del Sur. Año XXIV, Nº 142. Abril/Junio de 2005.