Carta Encíclica "Humanum Genus" - S.S. Papa León XIII

    

Humanum genus (El Género humano) es la decimocuarta encíclica de S.S. Papa León XIII, promulgada el 20 de abril de 1884. En ella incluye una condena a la masonería y a los principios ideológicos en que se apoya; especialmente, del naturalismo, y su entendimiento de la soberanía popular y de la separación de la iglesia y el estado.

Condena de la Masonería

El canon 2335 del Código de Derecho Canónico (1917) declara que:

"Quienes se unen a una secta masónica u otras sociedades del mismo género, que conspiran contra la Iglesia o contra la legítima autoridad civil, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Santa Sede"

De allí que el 27 de mayo de 1917,  S.S. Papa Benedicto XV promulgó Código Canónico, que reunía y actualizaba la legislación de la Iglesia. En el art. 235 de este Código se prohibía a los católicos hacerse miembros de las organizaciones masónicas.

El cardenal Sefer, prefecto de la Sagrada Congregación de la Fe (el antiguo Santo Oficio), enviara la siguiente carta a todos los obispos del mundo, poniendo supuestamente fin al conflicto de la Iglesia Católica con la Masonería:

“La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (...) ha establecido que el canon 2335 ya no prohíbe a un católico la calidad de ser miembro de los grupos masónicos ...

“De modo que un católico que se asocie a la francmasonería será excomulgado solo si la política y las acciones de los francmasones en su área se reconocen como hostiles a la Iglesia ...”.

El Código de Derecho Canónico fue actualizado en 1983, queriendo eliminar la anterior condena y excomunión explícita con el actual Canon 1374, que dice: "El que se une a una asociación que conspira contra la Iglesia, debe ser castigado con una pena justa; el que promueve o toma posesión de un cargo en tal asociación será castigado con un entredicho”.

El Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe bajo el Papa Juan Pablo II, emitió el 26 de noviembre de 1983 la Declaración sobre las Asociaciones Masónicas, que en parte establece:

“Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia con respecto a la asociación masónica permanece sin cambios, ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por lo tanto, la pertenencia a ellos permanece prohibida. Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas se encuentran en estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión... En audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto, el Sumo Pontífice Juan Pablo II aprobó y ordenó la publicación de esta Declaración que había sido acordada en reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación”.

Antecedentes reales

Varios Papas, antes de S.S. Papa León XIII, habían abordado los problemas que suponía la masonería para la Iglesia, y habían declarado que los principios de esa sociedad secreta eran incompatibles con las enseñanzas de la Iglesia. 

Entre ellos destacan:

Clemente XIIIn eminenti apostolatus, bula papal de 1738
Benedicto XIVProvidas Romanorum, una constitución apostólica en 1751
Pío VII - Ecclesiam a Jesu Christo, una constitución apostólica en 1821
León XII - Quo graviora (1826), una constitución apostólica
Pío VIII Traditi humilitati, una encíclica de 1829
Gregorio XVIMirari vos, una encíclica de 1832
Pío IX - Qui pluribus, una encíclica de 1846

La denuncia y condena de S. S. Papa León XIII de la masonería en Humanum genus puede verse como una llamada a los católicos a oponerse a ella, especialmente en el contexto de su jucio del socialismo Quod apostolici muneris, su defensa del matrimonio cristiano Arcanum y sus ideas sobre el origen y fundamenteo del poder civil Diuturnum illud.